En el bosque de Alutaguse son las ocho de la tarde y ya es bastante oscuro, pero todavía el ojo puede ver.
El oso pardo ha sido siempre un animal legendario entre nuestros antepasados y verlo es una auténtica vivencia, incluso a través de la cámara.
A nuestra mama oso le nacieron en invierno cuatro oseznos que tienen ahora ocho meses. La “familia” se mantiene alejada del oso macho. El otoño es época de engorde, en los bosques hay bayas, semillas, setas, raíces y también nidos de hormigas. Los terrenos con frutales ha sido ya limpiados a excepción de los campos de cereales donde los animales salvajes se mueven. No dejan de visitar también los huertos abandonados de manzanos.
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