Castor Kobras ehk piiber Castor fiber
En las riberas de los ríos y lagos son perfectamente visibles las huellas de la actividad de los tejones. Nuestros roedores de mayor tamaño son de ordinario muy cautelosos pero están en época de celo y son activos también en las horas diurnas. La gestación dura tres meses y medio.
Este invierno ha sido “suave” para los castores, ya que ha habido poca nieve y hielo, por lo que no han tenido problemas de alimento y ha podido moverse en el agua y en las orillas pare aumentar sus reservas de alimentos. Son animales de gran tamaño, con un espeso pelaje marrón: la longitud del cuerpo casi alcanza el metro en los ejemplares más grandes a la que hay que añadir una cola de medio metro, ancha y aplastada y cubierta de escamas dérmicas. El peso de los ejemplares más grandes está en unos treinta kilógramos.
Estos animales acuáticos deben de cuidar su pelaje que es impermeable. Las patas delanteras, con las que transportan los materiales para construir las presas y nidos, son sorprendentemente pequeñas. Las patas traseras, en cambio, son fuertes y los dedos tienen membranas interdigitales natatorias; el segundo dedo de estas patas traseras posee una uña dividida que le sirve para peinarse el pelaje. Para mantener la impermeabilidad del pelo, cuando se rascan o acicalan distribuyen una secreción que se denomina castóreo. El olor de las glándulas secretoras es fuerte, así como el de las glándulas anales. Ambas secreciones son empleadas también para marcar el territorio, tanto los machos como las hembras. El tamaño de este territorio dependerá de la disponibilidad de alimento del mismo.
Loa adultos suelen pasar el invierno juntos. Son monógamos. La pareja suele pasa el invierno con las crías de los dos últimos años. Normalmente la camadas oscilan entre una y cuatro crías. Pasado el periodo de celo, cuando el clima se hace un poco más primaveral, los hijos de más edad deben empezar una vida independiente: sencillamente no se les deja entra en el nido. El nido suele estar excavado en la ribera del río o debajo de un cúmulo de ramas formando un cono. La entrada es siempre por debajo del nivel del agua. A estos jóvenes se les permite residir en el territorio de los padres, en otras madrigueras pero a lo largo de la primavera se les expulsa del territorio – tienen que buscarse su propio territorio, encontrar pareja ya que dos tienen más fácil construir el nuevo nido. Alcanzan la madurez el tercer año. Algunas hembras la alcanzan en el segundo año de vida.
Todavía hay mucha nieve y hielo en Alutaguse.
Mi casa
El castor esta delante de la entrada del nido comiendo. Sueño yo también con esa vida, que me permitiera delante de la puerta de mi casa tomar te, disfrutar del entorno y ver el amanecer. Veamos lo que la vida trae y si mis sueños se hacen realidad. De cualquier forma, esa imagen me puesto a palpitar el corazón en esa dirección Vista panorámica de ocho fotografías. ¡A lo largo es inmenso!